Siempre encuentro tu mano,
ó tu pensamiento que se cruza con el mio,
ó el apoyo de tu mirada,
rompiendo esa sequedad de soledad,
en el estallido nocturno,
y siento que cuánto amo,
lo tengo tan cerca,
que ya tiene poco valor,
correr por el mundo,
buscar otros senderos de luz,
ó crear espacios de tiempo,
donde los espejos son memoria perdida.
Desecho rimas,
simetrias,
música de ideas,
y me quedo con un verso,
ese que dibujan tus labios,
cuándo recorren mi cuerpo,
creando sensualidades,
noches húmedas,
lunas llenas de pétalos.
Entonces,
los pasos lentos del amor,
deslizan por nuestra piel,
el dulce viento de los amantes,
que consumen su tiempo fugitivo,
más allá del rocio,
y del delicado aire perdido.