A mi Poeta del silencio ()

( Sin rima ni cadenas, 

solo el eco del silencio )

Déjame callar

este silencio eterno,

de cuando eras agua,

deslizándose por mi cuerpo.

Déjame callar

este silencio incierto,

si no sé a dónde van

las mariposas del recuerdo.

Déjame callar

este silencio lento,

que el pasado se lleva,

pero no el nido del tiempo.

Cuando gritaba el verbo,

ahogado en palabras,

era pecho y beso

en alma desesperada.

Déjame callar lo callado,

en humildad del sentimiento;

las noches se van cerrando

y las huellas, de puño al viento.

Tu pluma ya se ha dormido,

y tu arrogancia, a mi juventud;

quedando tu abrigo envejecido

y nuestros otoños, sin plenitud.

Ven a mi memoria, amado mío,

tú, insuperable que no eludo.

El recuerdo pende del olvido,

y el olvido será mi único escudo.

Lidia Nakasone