Frío en invierno acosa.
Nieve que cae. Tristeza.
Interminables noches
de angustias y de ausencias,
imaginando siempre
que tengo tu presencia.
Porque mi cama extraña
tu calor, la tibieza
de tu cuerpo desnudo,
que se extasiaba entera,
cuando nos entregamos
al amor sin barreras,
consumiendo pasiones
que salían hacia afuera,
en el fuego de amores
que pronto fué una hoguera.
Y han quedado cenizas
calientes, a la espera,
que la más leve brisa
de nuevo las encienda.
Entendés vida mía?
sino quiero que entiendas
que el amor que juramos
aquella primavera,
lo has de tener por siempre;
y aunque duela la espera,
volverás a ser mía
una noche cualquiera.
No te olvido mi cielo.
No me olvides Princesa.
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