Santa tierra, sucumbo en profundo dolor…
Santa tierra, se aleja desesperado mi corazón,
nazco, soñando en pasado… y vivo
recordando ¿el presente?...
Muero y moriré, si no conozco mi llanto,
sueño de mi vida, de una mirada, haya perdida
que desemboca en lejana agonía;
Reflejada en una simple y dichosa morada.
Bendita la fe santa, que en alma susurra,
la distancia prolongada, en añoro y en desconfianza…
Lamento profundamente la trascendental
locura de aquellos ingenuos; que
oscuramente y en sombras, rozan la perpetua
maldad…
La inquietud de la natura ayuda en silencio,
a sus salvajes acciones, repletas de asiduos
llenos de lujuriosa fe…
En sangre de una vida… ¡un alma!
No por la de un llanto, llantos de gentes
que sumergida en repentina discordia, lamentan
tal acciones…
Lamento, lamento el día en que una luz, les apoyó
sin cesar… a su maldad.
Lamento repitiendo el nombre de aquellas
personas … Que se burlan de la bondad.
Siento lastima, siento miedo por la falta de libertad.