En una bella noche de luna llena,
me vendé los ojos estando en la cama,
e imaginé tu cuerpo desnudo, junto al mío, los dos unidos al principio, no sentía nada, pero porque tú,
no estabas a mi lado, pero después sentí,
como me entró un escalofrío en los pies.
Mis manos empezaron a temblar,
mientras mi mente pensaba en ti, ahora si sentía tu cuerpo pegado, junto al mío con su calor mientras, me abrazas y besas mis labios, mi cuello, hasta llegar a mis endurecidos pezones, es ahí ahora donde te detienes.
Me hablas susurrando suavemente, al oído, me preguntas si quiero hacer, el amor ahora, en estos momentos contigo,
mi cuerpo se excita y me dice sí,
pero mi mente ofuscada dice no,
los latidos de mi corazón eran tan fuertes,
que parecían, como me decían detente.
Pero no les hice caso y seguí adelante,
una y otra vez hasta llegar a sentir,
la humedad que mojaba mis muslos,
al poner mi muslo entre los dos tuyos, como si fuese a perder la joya más valiosa,
que tenían tus divinos tesoros y
que era tu deliciosa virginidad y
sin pensarlo más te entregaste a mí.