Someteos unos a otros en el temor de Dios.
Las casadas estén sujetas a sus propios
maridos, como al Señor; porque el marido
es cabeza de la mujer, así como Cristo
es cabeza de la iglesia, la cual es
su cuerpo, y él es su Salvador.
Así que, como la iglesia está sujeta a
Cristo, así también las casadas lo
estén a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así
como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en
el lavamiento del agua por la palabra,
a fin de presentársela a sí mismo,
una iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante,
sino que fuese santa y sin mancha.
Así también los maridos deben amar a
sus mujeres como a sus mismos cuerpos.
El que ama a su mujer, a si mismo se ama.
Porque nadie aborreció jamás a su propia
carne, sino que la sustenta y la cuida,
como también Cristo a la iglesia, porque
somos miembros de su cuerpo, de su carne
y de sus huesos. Por esto dejará el hombre
a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y los dos serán una sola carne.
Grande es este misterio; mas yo digo esto
respecto de Cristo y de la iglesia.
Por lo demás, cada uno de vosotros ame
también a su mujer como a sí mismo;
y la mujer respete a su marido.
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros
padres, porque esto es justo.
Honra a tu padre y a tu madre, que es
el primer mandamiento con promesa;
para que te vaya bien, y seas de larga
vida sobre la tierra.
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira
a vuestros hijos, sino criados en
disciplina y amonestación del Señor.
Siervos, obedeced a vuestros amos
terrenales con temor y temblor, con
sencillez de vuestro corazón,como a
Cristo; no sirviendo al ojo, como los
que quieren agradar a los hombres, sino
como siervos de Cristo, de corazón
haciendo la voluntad de Dios; sirviendo
de buena voluntad, como al Señor y
no a los hombres, sabiendo que el bien
de cada uno hiciere, ése recibirá del
Señor, sea siervo o sea libre.
Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo,
dejando las amenazas, sabiendo que el
Señor de ellos y vuestro está en los
cielos, y que para él no hay acepción
de personas.