Tenías que ser tú el que encendieras
Esa llama extinguida de mi alma,
El que sanaras todas mis heridas,
Poniendo risas en mi boca amarga...
Tenías que ser tú sin más remedio,
Con la paz que reviste tu dulzura,
Con tu paciencia llena de ternura,
Y tu mirada limpia de misterios...
Nadie pudo brindarme tanto aliento,
Tanta emoción con solo una mirada,
Nadie me hizo sentir enamorada,
Ni colmó de ilusión mis sentimientos...
Tenias que ser tú, hombre perfecto
Que llegaste con toda tu esperanza,
Entregando tu amor y tu confianza,
A la mujer que muere por tus besos...