Mis versos son el interrogante,
donde se mecen tus recuerdos,
y fiel a tu promesa de amante,
acaricias mi alma con tus dedos.
Te presiento, amor,
y deseo verme en tus ojos,
escuchar de tu voz
las palabras que añoro.
Y en los besos de tu boca
con el último suspiro,
respirar aroma a rosas,
y volver a estar contigo.
En la lejana perpetuidad
que abriga cada noche,
te regalo la inmensidad,
del amor que te apasione.
Y vas naciendo en mi cuerpo,
en la placentera inquietud,
de acariciarme por dentro,
en total plenitud.
Y te haces carne y te siento,
en las páginas de mis versos,
mi propuesta es la sana
e inquietante caricia
de un beso apasionado,
y en tu lenta madrugada,
sedienta de avaricias,
visitaré tus sueños,
y besaré tu almohada.
¿Quién dijo que no existe
un amor tan intenso?
¡Ya no me digan nada!
¡En cada rincón de mis versos,
me mostraré enamorada!
¿Quién dijo que no existe
un amor tan intenso?
Si por amarte tanto,
se mecen mis versos...
¡en tus recuerdos!
Elsa Fariña