A la memoria de mi abuelita
En paz y silencio,
fue llevada al pais de la vida eterna.
¿Para que hacer preguntas?
Su morada desde ahora, es el descanso,
y su vestido la luz.
Para siempre.
Dios mio, señor de la historia
y dueño del ayer y del mañana,
en tus manos estan las llaves,
de la vida y de la muerte.
Sin preguntarnos, te la has llevado,
contigo a tu Morada Santa.
Señor de la vida
y dueño de nuestrso destinos,
en tus manos
deposito el silencio de mis lagrimas,
las lagrimas que derramo para ese ser
que silenciosamente y extrañable
se me fue.
Y te diré: gracias, mi Dios,
porque todo fue una pesadilla;
sólo la pesadilla de un noche,
de una noche que se hizo infinita,
uno noche que no pasa;
pero tan solo te pido paciencia, y esperanza,
porque ante todo solo
puedo decir: hagasé tu voluntad, Dios mio.