¡Loor a los valientes!
a la vida de aquellos,
héroes,
que modestamente
iniciaron una rebelión.
Que sólo murieron
sabiéndose ricos,
ricos en pobreza
y solidaridad.
Que supieron de su muerte
antes de completar
su lucha,
y siguieron
contra la corriente,
los "imposibles de doblegar".
¡Qué lucha!
morir así,
como un solitario delfín,
en una trinchera
sin fin,
que se aboca a la orilla
a morir bien,
con dignidad,
con angustia,
en las serranías del Ñancahuazú.
Esa angustia
que sale de su corazón,
del amor por la justicia,
por los pobres,
los que no tienen
oportunidad.
Supieron que morirían,
que eran
la tierra y la grava,
de las bases
de una nueva vida,
que permitiera
desvanecer
el odio entre la gente.
de manera altruista,
con altura,
sacrificando la propia vida,
sin importarle desaparecer;
¡Loor a esa gente!