Loco de amor, y en puro desconcierto,
por sus engaños, y sin delicadeza
caí infeliz, sumido en la tristeza;
de un corazón, que en ella tuve abierto
El gran error, quedose al descubierto,
y de locuras, llenose mi cabeza;
tan dolorido en mi fatal franqueza,
que vi mi amor, sumido en un desierto.
De sed de amor, quedó mi ser maltrecho,
El corazón, deshecho y malherido
ya no sentia, ni mi alma suspirar.
Noté que nada, latia ya en mi pecho,
Ni aún el dolor; sentia entristecido,
por un amor, muy diestro en engañar.