No tengo la culpa, de no saber esperar,
que mi esperar sea el de no saber estar,
y sin saber estar, desespero por no gritar,
que gritando me muerdo el corazón al andar,
pues al andar siempre llego al mismo lugar,
a un lugar dónde tu olor me llega a desesperar,
desespero que me alcanza al quererte abrazar,
abrazo fugaz, que condenas mis besos a besar,
el besar de dulces labios, despacito sin pensar,
y pensando me quedo, por no dejarte marchar,
que tu marcha, és el adiós que debo de dar,
y dar, te dí, todo lo que nunca te pude amar,
amar, corazón que perdí, de tanto querer olvidar.