PARTE I. SUEÑOS NEFASTOS.
Sus ojos están suspendidos en la luna,
Tratando de encontrar una respuesta,
En ella crece un sentimiento de pena,
Crece la desesperanza, la tristeza.
Su alma se viste misteriosa,
Y emergen recuerdos que no puede matar,
Recuerdos que dibujan aquel rostro oscuro,
Los dÃas en que ella le quiso,
Los dÃas en que él le quiso.
Viaja a través del silencio,
Con el alma desnuda en dolor,
Con sueños fugitivos y deshechos,
Mientras resuena en sus oÃdos el eco de su voz.
Su vida se ha quedado perpetua en el ayer,
Es el dolor en ella la única razón,
Se aferra a él con toda su fuerza,
Los recuerdos muertos son su única opción.
Cubre de anzuelos sus necróticas manos,
Para rasgar hasta el final sus cenizas,
Inerte ante aquellos ojos están los suyos.
Es para él, solo un mal recuerdo.
Ella anhela desaparecer en el olvido,
Quiere sepultar su maligno corazón,
Enviarlo al rincón más alejado del mundo,
Hacerlo trizas, lanzarlo al infierno.
Exhortar la maldición.
Y entre risas tiritan sus huesos,
Mueren mariposas bajo su piel.
Arde la soledad que le oprime,
Nacen suspiros de adiós.
Sangrantes lágrimas desdibujan su mirada,
Le ha herido, Lo ha perdido,
Ella no es real, Ella no puede ser real,
Sus sueños son nefastos,
A la muerte implora piedad.