Acostumbraba salir por las noches,
a caminar por las calles desiertas,
me acompañaba tan solo mi sombra.
Con paso lento cruzaba los puentes,
iban midiendo mis plantas los pasos,
y con sus rayos un faro traspasa
la niebla espesa en noches de invierno.
Me saludaba la luna al pasar,
melancolía muy seria mostraba,
en su ventana mis plantas paraban,
del corazón se vertía la sangre,
al ver la luz de su pieza encendida.
Algunas noches la luz apagaba,
para mirarme sin ser sorprendida,
y ver mi amor traslucir en la luna,
mi sombra vela sus sueños mi niña.
Lupercio de Providencia