Mujer de mi vida, nuevamente quiero
exponerte mi posición como persona,
no como poeta. Cariño, tu amor es primero,
a pesar que no serás mía, eso me causa penas,
cuando estabas ausente morí mil veces.
Sé que no soy nada, ni nadie en tu vida,
pero mi niña, te tome profundo afecto,
anormal en mí, pues siento sin medida,
en ningún lugar hablaré al respecto.
Sufrí este amor, pero tú no me causaste herida,
a pesar que ni siquiera me miraran tus ojos.
Tu como persona y mujer debes vivir tu vida,
expongo mi parecer, pero no me quejo,
te amo, sin embargo aceptaré la que tú decida.
Pequeña, en tu mundo no pertenezco,
no piense que todo lo hago solo son versos,
mentiría si digo que de ti no apetezco,
eso que importa, es solo mi otro anverso,
es el hombre hambriento, con el animal.
La trayecto que nos separan es inmenso,
la diferencia entres tú y yo, es abismal.
Expongo mi realidad, no son puro versos.
Te amo de verdad, por favor no me odie,
solo el destino ingrato esto nos hacen vivir.
De este amor que te tengo no sabe nadie.
mucho menos de mi hondo y eterno sufrir.
En mi corazón no tengo lugar para odio,
solamente aborrezco la distancia y el tiempo.
Tu amor y el mío pongo en mano de Dios,
Criatura divina, no eres de mi con tempo.
Autor: Alcibíades Noceda Medina