Provoca en mi, sólo saber que existes,
el delirio de todos mis sentidos,
como un fuego que apaga mis latidos
y me impide vivir momentos tristes.
Descubro que la noche no es tan negra,
si el ardor de tu piel quema la mía,
mientras hurgas buscando mi bahía,
donde tu barca encalla y se alegra.
Y al cubrirse de espumas mis orillas,
veo colmado de luz el firmamento,
las aguas inundando mis dinteles.
Y ese rubor tiñendo mis mejillas,
sintiendo mutuamente nuestro aliento,
temblor en nuestros cuerpos, nuestras mieles.
®Susana Valenzuela
15-05-12