Sentado en la silla de el vacío lugar
Que sin ella era más que vacío,amargo
Senti por la puerta su presencia entrar
Y desee en mis brazos su cuerpo tomarlo.
Me llenó, como un vaso recién tomado
Recuerdo su sonrisa y su mirada repentina
Que Domó mi corazón como caballo desbocado
Y comenzo a latir como por obra divina.
Y allí apareció su figura frente de mí,
esperando que le pidiera con qué saciar mi sed
en su ignorancia de no saber lo que sentí
paso por mi mente de sus labios beber,
aún sabiendo que aquello sería imposible
aquel hermoso ángel como caido del cielo
desapareció y entre la bruma se volvió invisible
dejando detrás de sí un gris e intraspasable velo.
La deseé como no había deseado en la vida, Y Probocó en mi corazón ya latiente
Una gran tormenta enfurecida
Que no sabía si me arrastraría hasta la muerte.
Sus alas se llevó, detrás de aquel ceñido camino
Con su aureola me dejó como un santo no santificado
Seré el cristo y ella la cruz de mi destino,
Quiero morir en sus brazos ,como un romeo enamorado.
Allí seguí sentado, esperando a que regresara
Alli sentado hasta que volviera,
Esperando su vuelta y que me mirara
Esperando que me quisiera
Después de un tiempo pasado,
Sentí que ya no volvería,
Ese angel bello alado
Allí a oscuras me dejaría.
Pero un día soleado,
Mis penas se alejarían
Un mensaje desde lo lejos
A mis oidos llegaría.
Allí estaba mi ángel, despues de una larga espera
Había vuelto, quizá, para no irse jamás
En el largo invierno, ahora primavera
Ahora sé que puedo luchar.