Dedicó estás palabras a mis 43 hermanos normalistas desaparecidos, ellos me enseñaron a luchar desde su ausencia donde han de estar esperando que nuestra voluntad de no seguir ciegos, abra por fin los ojos a los pueblos que han sucumbido ante el tirano neoliberal.
Hoy quiero, en esta escuela que me ha formado como docente, decirles que no olviden que la lucha por un bienestar es lo que nos dejara muchas satisfacciones, pero hoy como miembros de esta institución formadora de docentes y perteneciente a la Federación de Estudiantes Campesinos de México (FECSM) es nuestro deber moral seguir exigiendo la presentación con vida de tan valientes hombres que, como nosotros también tenían sueños, también sufrieron por ganar un espacio donde se brindará cobijo, académico y de trabajo.
Hoy me siento muy contento porque he logrado terminar mi preparación profesional, sin embargo me llevaré conmigo el pesar de no haber conocido en mi faceta de normalista a aquellos 43 valientes.
Solo les puedo decir compañeras y compañeros, que disfruten su paso por esta valiosa escuela y que no claudiquen en la lucha por un mundo mejor, ya que el ser soñadores, eso es lo que nos hace ser diferentes.