No soy el ayer, ni quizás el mañana,
soy el presente retratado en dos gotas de agua,
que va río abajo por una llanura llena de desolación,
con el corazón cansado de no encontrar su alma…
Me encontré en sueños con la rosa de los vientos,
se iba desojando pétalo a pétalo, suavemente, iba apagando su vida como una estrella vieja que alumbra poniente,
se deslizaba suavemente por mi almohada, me despertó una lágrima…
Llanto seco, sin lágrimas, pupilas enrojecidas de tanto llorar,
silencio, tristeza, sentimientos enfrentados, dolor y más dolor,
ojos cansados, niebla, madrugada de lluvia, amanecer roto,
¿Quién dijo que el amor no deja huella?.
Que nadie consuele mi alma, que vive desconsolada,
buscando su consuelo por calles y bulevares, mares y estrellas,
adornada con cicatrices, que no cierran con el olvido,
y anestesiada por el más triste y doloroso de los versos…