Es invierno y llueve en la mísera calleja,
empapado por la persistente y fría lluvia,
contemplo la suciedad que el agua arrastra.
Frío el exterior, el interior ausente
como la sórdida calle en que me encuentro.
Alzo la vista por ver el otro lado,
y entre tanta suciedad y tanto lodo,
blanco resalta su entorno.
Curioso por ver de que se trata...
arrastro mis pasos acercándome
y perplejo me quedo yo al mirarla
sin acertar a entender lo que sucede.
Blanco contraste con el negro
grisáceo de la calle está la bella
flor resplandeciente,
y no acierto a saber de donde nace...
si cemento y no tierra hay en su base.
Restriego con el dorso de mi mano
y quito de mis ojos la humedad....
de la lluvia que me impide contemplarte,
de las lágrimas que al mirarte asoman ya.
Y no es la flor que al principio yo creía,
ni nada que pudiera conocer,
eres espíritu que acudes a mi lado.
Eres recuerdo de amor atormentado,
que quieres evitar que el frío de mi pecho,
deje mi corazón cual viento helado.
J.G.L.