La luz y la penumbra de la habitación
son testigos fiel de nuestra firme unión.
Nos amamos mas que como amante de ocasión,
sin hábito expresamos el amor con decisión.
Amarnos así nos mantienen en la cumbre,
tu lealtad y dulzura, de alegría me cubre.
Te digo amor, en vez de decir tu nombre.
Es asombro, lo que en todo solo es costumbre.
Iniciar el día en amor, es nuevo amanecer.
Avanzamos sin remembranza del ayer,
cada instante, es vivir la vida con placer,
el tiempo se detiene para vernos crecer.
Esta felicidad, también es tu gran virtud,
hasta aquí llegamos de manos desde la juventud,
sin preocuparnos de la venidera senectud,
alma corazón y vida, aun en real plenitud.
Del pasado nos queda los gajos promisorio,
y es producto de nuestro amor perentorio.
Gracia a Dios nunca faltó el sustento diarios,
Él nos guió y nos apartó de los caminos ilusorios.
Autor: Alcibíades Noceda Medina