Qué triste ver
como se ciega la razón,
le cuentas mil mentiras,
a tu pobre corazón.
Te crees lo que lees y lo que escuchas,
aunque muy dentro de ti. . . . la conciencia te acusa.
Cuando el hombre aprenderá,
que el amor no se ha de comprar?
Niega lo que es real,
lo que a sus espaldas se hablara.
Todo hombre quiere como compañera,
una mujer bella como una estrella,
Pero olvidan su edad. . . . solo su dinero la podrá disimular.
Aceptan esos besos comprados,
que de mal sabor, están inundados.
Esos abrazos y madrugadas,
que todas han sido pagadas.
Ven la sonrisa de su dama amada,
quien con alegría fingida,
por cada regalo, un beso les daba.
Ignorantes, falsos y asquerosos. . .
esos que al amor precio le han dado!
Ojala despierten un día en soledad. . . .
Y quieran aceptar la verdad!!
“Sin nombre y sin apellido,
sin compromiso adquirido. . .
con fecha de caducidad,
es lo que tiene sentido”