Hay dos manos extendidas,como prado y su vereda
Una se acerca...al notar la presencia del centavo
Muy discreto el asfalto,desea sentir su rechinado
Pero más puede la palma...que una miseria hereda.
No ha caido la moneda...se agregó con su gemela,
Para calmar ese brillo,de unos ojos que suplican,
para mostrar un enjambre,de penurias que salpican
Para mostrar que este mundo,desigual así flagela.
Una sonrisa perfilada,cuando el metálico maquilla
Con el sudor y polvareda,que se han impregnado,
Con la faena de espera,de este mendicante día.
Muy cansino en su fatiga...con rubor en la mejilla
De las marcas de sol y frialdad que se han ligado
En un pueblo olvidado,entre escasez y su agonía.