Que no se llenen, los cantaros terrenales,
Con lágrimas de tus ojos, hasta desbordar nivel;
Si es que un día tú me esperas, si deseas entre tus brazos;
o has soñado tu volverme a tener.
No quiero que desesperes o que se pierda tu calma,
Que se vaya a herir tu alma, por culpa de mi proceder;
No digas que fue mi culpa, no te debo a ti disculpas,
Yo nunca quise partir, de tu vida y existir, fuiste todo mi querer.
Te amé con ceguera sin igual, lo que no sentí por otra,
Pero así, así sé que son las cosas, fuiste tú tan diferente;
Que aún no me cabe en la mente, que amándote como lo hice,
Fuiste tú la que me heriste, y aun no he podido sanar.
Y esa, esa estela que ha dejado tu olvido y tu desprecio,
Sin haber sido amor necio, lo que por ti yo sentí;
Hoy ya pago yo por eso, porque he vivido, ya sentí sobre mis hombros,
Lo que es sufrir por un amor, que ya no suelo tener.
Pero la culpa de un hombre, tiene contado sus días,
Yo también participé, de tu traición a otro hombre;
Y hoy tengo que hacerme el fuerte, aunque se acabe mi vida,
Porque tengo que sufrir, como aquel también lo hacía.
Quizás mas valiente que yo, supo tener valentía,
Y afrontar la situación como hoy no puedo yo;
La suerte no se viro, eso no debo decir,
Pero no debo fingir, que sabes tu de actuación.
Que sufra mi corazón, eso no debo ocultar,
Como un hombre que soy, soy un hombre de amar;
Eso por ti no lo siento, y a él con medicamento,
Controlo sus emociones, y le doy gracias a Dios.
Le doy gracias a Dios, de lo que tú me enseñaste,
Y le pido que no sufras, nunca algún dolor cobarde;
Y no me culpes a mí, sea con lágrimas tuyas,
Ver desbordar un día, los cantaros terrenales.
Copyright "©" Derechos Reservados 2014
José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita