Aquél que otrora fue guerrero y rey,
destronado ha quedado; con la espada
mansamente dormida entre las manos,
inofensiva y dócil, humillada.
Roto su calzado, sus vestidos
de seda y ricas hopalandas,
jirones tristes rasgados sin piedad
cayendo por su cuerpo en cataratas.
Desnuda,en la cabeza, de diademas
se hunde la corona ladeada;
opaca de fulgor, de gloria ajena,
de dolor un eclipse para su alma.
Como un destello fugaz por su mente
de su pasado la imagen le traspasa:
dueño y señor de un vasto imperio
que ni la vista a medir alcanza...
(Dueño del mundo antaño: ¡ahora de nada!)
¿Cuántos en tierra se hincaron de hinojos?
¿Cuántos a su paso batieron palmas
al retornar en laureles victorioso
con desfiles y oropeles por las plazas?
Sin respeto le miran los sirvientes
-le recuerdan altivo - mas con lástima.
¡Qué fue de tu gloria y riqueza, Señor?
¿Qué oscura y misteriosa acechanza
escrita con letras de fuego
en el libro de la vida te esperaba?
¿Dó están tus halcones del cielo reyes?
¿Dónde tus canes puros de raza
que eran tu orgullo en el monte
y fieles Cancerberos de tu casa?
Tu bravo alazán, un día de fuego,
arrojado y valiente en la batalla,
en un redil oscuro, triste y viejo
respira su angustia, tea apagada.
Y aquélla bella Sílfide de ensueño
que tu cabello con amor mesaba
y que te dio en fruto dos vástagos
sanos sin par, de linaje y casta;
aquélla que fue tu alma ¿dó se encuentra?
aquélla que fue tu vida ¿dó se halla?
Recuerda que todo es humo: gloria
respeto, riqueza, belleza y fama;
un hilo quebradizo que se parte
de pronto, sin recibir amenaza
precipitando en un oscuro pozo
todo lo que a él se sustentaba...
¡Qué cruel y cuan traicionera es la vida!
¡Qué vil y qué absurdamente arbitraria!
Cual rey te reverencia tan pronto;
tan pronto, como mendigo te aclama.
Que en el tablado voluble del mundo
no hay nada serio que en burla no caiga.
Dejad al rey que su sueño duerma,
arropado por sus viejos fantasmas;
ya no es más que un pobre loco, temeroso,
acechado en su trono por la Parca.
pio espejo