No sabía como empezar esta poesía daba vueltas y vueltas cuidando mi ortografía, recordando mi primer verso, el que te escribí, por no saber decir te quiero. Aquel verso aún lo guardo en el bolsillo izquierdo de mi corazón, bordado entre los latidos de mi alma. Me detengo justo en la mitad de nuestro tiempo, en el ecuador entre un beso y este preciso momento, es el límite de un sueño en el borde de la nada, cuya frontera es tú sonrisa y mi mirada. En el control de pasaportes tengo visa a la esperanza de que tal vez un día, una mañana amanezcas tú en mi cama. Entre lazos de azucenas te regalaré rosas blancas por la pureza de tu amor, por la paciencia de tu calma, por tus lágrimas derramadas a lo lejos en la distancia. Escribiendo esta carta con mi visa a la esperanza, me fué ganando la noche mientras me sorprendía la mañana; se apagaron las luces blancas, entró el expreso y el jugo de naranja. Mientras en el control de pasaportes otro día me negaron la entrada...... Autor : Martin Lunary