No está… ambulo la calle desierta,
su imagen es espejismo y espanto.
¡Ho Dios mío…! ¿Por qué la quise tanto?
No quiero olvidarla a ciencia cierta.
Mis ojos aun ven su esplendida
imagen, cual fantasma en la sombra,
el efecto en mi corazón vida recobra,
vive en mi mente bien definida.
La realidad condena toda esperanza.
Soñaba morir pero nunca perderla,
la pierdo y mi voluntad se rebela,
Yazgo muy cansado, sin fortaleza,
volver a empezar en mí es utopía,
la noche sin ella, es tan larga y fría.
Autor: Alcibíades Noceda Medina