Abate la lluvia sobre mi rostro
el paralelo de colores inunda mi agudeza y mi mente
mientras el frió indiferente se va apoderando de mi piel
Mi esencia se desprende y mis pasos ya no se escuchan
de improviso intuyo una presencia misteriosa, es mi oponente
se libera dejando una semilla de noche que me envuelve
Frente a frente, no me corro, con coraje lo enfrento
parece intimidarme, pero el tiempo lo dilata
sus preguntas se agolpan sobre mis sentidos
Ya no lo soporto, intento eludirlo, él me inmoviliza
rodeando su espejismo virtual consigo aferrarlo
someto su coraje, aunque adivina mis destellos
Se deja caer sobre un crepúsculo de luz del firmamento
segados sus sentidos, atina a mirar el poniente
y tiende a levantar sollozos sobre la escarpada bruma
Mi corazón aprieta con el sable de sus ojos incrustado en mi mente
casi con incredulidad y admirando su simpleza torpe e inútil
lo libero en el espacio, desvariando de alegría en saltos
Y mientras se aleja, siento extirparse de mí una pieza
sólo el perpetuo pregunta porqué con él se aleja una parte irrepetible
dejándome desde entonces desamparado en las noches de lluvia
El tiempo me ha demostrado, que ya no soy el chiquillo de antes
por que desde aquel día con ese pedazo ausente, cautivo, inusitado, inmortal
algo de mí ha sido librado
Pablomar