Violín de dulces cuerdas,
Que tu sonar desnudó mi alma,
Hoy te recuerdo en mi ausencia,
Por no sentirte en mí regazo.
Se que estas por algún rincón,
Esperando mí asir melancólico,
Orgulloso de ser mi orquesta,
Entre tú y yo solos.
Pero dicho arpegio no puedo,
Concretar por más que quiera,
Sólo tú deberás llenarme,
De bella melodía.
Por que ha llegado el día,
Que a tú encuentro no llego,
Empecinada y no puedo,
Plasmar risas con tus cuerdas.
Pero como se que tú conoces,
Mi pensar y mi sufrir,
Como un gran elixir,
Toca solo tú melodía.
Aquella que un día,
Entre los dos fue ejecutada,
Que hoy debe ser escuchada,
Y por cientos apreciada.
Bello violín tú toca,
Que yo escucharé la melodía,
Y a quién interrumpa la sinfonía,
Le perdonaré su inconciencia.