Iré por ti,
casi al mismo instante
que el mar orada sus rocas,
en la playa inmensa
de tus ojos, miel y diamante.
Iré sin prisa y sin pausas,
donde las madreselvas
de tu pelo,
ubiquen la exacta simetría,
de mi pecho y mi tacto.
Iré por ti,
contra viento y marea,
caiga quien caiga,
y ahora que no estás
sé que no hay manera,
aunque al tenderte las manos
me dirás de tus nostalgias.
Iré por las rimas
de tus ausencias y
los versos de mis
vigilias,
atravesando la levedad
de un ser que en tus
reminiscencias,
posee la magia
que me hace invulnerable.