Los años transcurridos,
En ti sumaron experiencia,
Más la verdadera ciencia,
Esta en lo que has vivido.
Viste en el sol de un día,
El amor de una mujer nacer,
Y de ella el prodigio del ser,
Te regaló por tu don la cría.
Los meses de amor son nueve,
Y viste su vientre joven crecer,
Pero lo más bello a tu parecer,
Fue aquella patadita leve.
Tampoco olvidas todavía,
La matrona gritando en broma,
Hombre no caiga sobre la lona,
La mocosa tiene su bravía.
Malas y buenas pasaste a su lado,
Peleando con gran osadía,
Pero llego aquel triste día,
Que él Supremo dijo terminado.
Y te tocó crianza compartida,
Macho y hembra fuiste sin saber,
Para aquella gringa mantener,
Y hacerla honesta en la vida.
A partir de allí todo acelera,
Todo pasa muy presuroso,
Frente a ti se para irrespetuoso,
Tú sonríes y te vas afuera.
Es que la chinita crecida,
También tuvo descendencia,
Y este crío es eminencia,
Para tu vida dolorida.
Pero también eres conciente,
Que tus manos ya temblorosas,
Necesitaran quizás alguna cosa,
De ese ser impertinente.
Y justo llegará hoy ese día,
Donde tu sabiduría se demuestre,
Ya con versos al estilo campestre,
Ese niño te regala esta poesía.