Discutiendo conmigo mismo, ¿sucede de verdad o son realidades hechas de pelis de ficción?
No sé qué decirme y a la hora de escribir no sé si bombardear la ciudad o arrasarla por tierra.
Muchas veces me entran ganas de mortificar lo que escribo. Con faltas de estilo, no sé qué decir del lugar en el que vivo.
¿Amamantas a mi corazón o es que es ludópata de tu máquina tragaperras?
El caso es que creo que llegará el día, el de mis peores versos, de estética inmortal y que te dirán adios.
Yo me he criado entre montañas, y ayer otra vez, subiendo la montaña, sin quererlo te lo dije.
Pese a que el cuadro se rompa cada vez en más pedazos, yo siempre logro recomponerlo.
Me convierto en suicida si te vas y se me salen los demonios. Que la vida es tiempo limitado que no se detiene y que la muerte, aunque dure en venir, viene.
Ya no sé lo que es realidad y lo que son espejismos. Quizás yo fuese demasiado exigente y creía en sueños imposibles y me engañaban guiones de primera calidad.
Me confundieron un mar de palabras sin significado y de tiendas que venden oro por oro falsificado.
Anoche escribí un poema de amor para ti, mi amor de eclipse, porque había luna llena.
Tú firmaste mi exilio y aún así, ayer estuve escribiendo a tu idilio.
Falto de procedimiento y sobrado de sentimiento, sólo quiero decirte que, como diría Quique: "no te arrepientas".