Mirando el carrusel y siempre mirando al cielo
para cifrar la emociòn voy ante ti
con un alegre sombrero.
Y corres y nunca cansado te sientes
buscas entre mis manos dinero
el aporte, que vela tus sueños.
¡Que tarde, que suspenso ìdo!
que lastìmosa verguenza ajena
por no haber obtenido ese premio,
el peluche,de pascuero vestido.
En esta fecha impensada,
sin regalos,ni renos,menos un globo colorido
ya llega la hora de la partida
y subes de nuevo al carro del precipicio.
¡Cosas de niños!
marcaron el tiempo,de una bella tarde
simplemente fue la tenacidad;
ese sano y perdido ejercicio
que nos tuvo a los dos
miràndo el suelo,mirando el abismo.