Llego al páramo de tus deseos
cubierto de fragancia plomiza
a entregarte mis sutiles besos
y mi mente en calma dormida.
Y espero tu llegada sintiendo
del universo los alegres latidos,
que acompañan al corazón sentido
que te moldea en barro y te reclama.
Manos incansables que crean lágrimas
en tu tersa y sutil piel enamorada,
superficie sin espinas, sin rincones,
sin egoista pensamiento por tu falta.
Espero, porque se que volverás
a alimentar mi deseo de ti,
a llenar mi pensamiento taciturno
unido al compás de tu esperanza.
Espero el eclipse de luna
y el vuelo de los pájaros,
solo, en el filo del mundo,
en el páramo de tus besos.