Estás, cielo, indiferente
al abrumador trasiego de la noche.
Alzo la vista y ahí te muestras
altivo, soñador, presente.
Mi amor quiero encontrarlo
en el celeste sonido
de las estrellas en su brillo,
pero miro y no logro acertar.
No cabe duda, la más hermosa
es la que a mi me alumbra.
Cerraré los ojos y pensaré en ti
y al abrirlos el azul del cielo,
anunciando la madrugada,
me dirá que a la noche
vendrás a lucir de nuevo para mí.
Solo debo esperar de nuevo
al cielo indolente, soñando
que alguna vez bajarás a mi lado
y como en un abrazo tenerte
hasta desaparecer en la mañana