Bendita sea

Bendita sea Bendita mi locura que me abraza cuándo río a carcajadas sin motivo; cuándo camino hasta el corazón de mis memorias o si grito al expresar verdades que percibo. Bendito mi arrebato porque aplaude mis atrevimientos atrevidos y se contenta con saberme firme ante tanta ignominia sin sentido. Bendita mi locura que segura defiende mis derechos merecidos, o si el porrón de mi paciencia estalla y mis labios arrojan improperios ante ciertos criterios punitivos. Soy la loca que tiende su mano sin medida, ésta lunática que prescinde de un abrigo, pero suele arropar a quiénes tienen nada, y sienten harto frío. Soy la orate que danza sin música, mira al horizonte con nostalgia y entristece cuándo lloran los pájaros sin nido, le lastiman las hojas marchitas pisoteadas y el llanto de una madre que ha sufrido. ¡Bendita mi demencia que se atreve a desmentir al que ha mentido, quitar la máscara al enmascarado, la majareta chiflada qué calcina el oprobio de oprimidos ¡Que me llamen loca! En mi delirio; me enoja saber que tantos cuerdos esconden la felicidad en sus bolsillos, sin regalar esperanza a quienes tristes se sienten solitarios y perdidos. Ivette Hernández Más Agosto 2016