Ya sabes, pero te diré una y mil veces,
cada vez que te vas, me llevas contigo.
En todos los rincones tu sombra crece,
y en el sueño, cual presa te persigo.
En mi cuerpo desnudo veo tu nombre,
esta grabado en mí en todas partes,
son letras de fuego, la que mi piel cubre.
Estás tatuada en mí, para no perderte.
No estoy preso de ti, ni siquiera en ti,
me amarro en tus recuerdos y soy feliz.
Tu alma a la mía dice, que aún no te perdí,
y ésta aparente locura, tampoco es desliz.
Si se parte mi corazón, en cada trozo estarás,
sentenciando que nuestro amor es sublime,
que luce en la tierra, también en el cielo brillará,
nosotros sabemos, sin que nadie nos determine.
Autor: Alcibíades Noceda Medina