Andando por el tiempo van,
Los años en nuestra vida
Se fue la juventud florida,
Se acabo el bullicio y el afán.
Ahora parecen pasar lentos,
Los días, meses y años
Habitamos en un mundo de extraños,
Y los jóvenes nos miran como esperpentos.
Sentado en mi vieja silla,
Miro las horas transcurrir
Lentamente llega la hora de partir,
Y una lágrima moja mi mejilla.
Mi mocedad que venturosa,
Amigos que quedaron en la más remota lejanía
Hoy tan solo recuerdo con alegría,
A aquella niña que pudo ser mi esposa.
Ángel R. Anaya Puerta
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