.
.
Hoy te he vuelto a escuchar,
Tierno cantor y volátil invernal,
Tu trinar eufónico armonioso,
Acompaña el insomnio mañanero,
Con un coro que se torna compáñero,
Y feliz secunda tu cantar,
Con el bello fondo musical,
De sus notas con acorde melodioso.
Esas dulces serenatas degustamos,
De esos bellos seductores pajarillos,
Que entonaron su aire en estribillos,
Y al unísono muy juntos despertamos,
desbordados en frenesí y encantos,
Abrazando esperanzas en sus mantos,
Disfrutando los delirios, la emosión,
Que en su tono adornó nuestra pasión.
Y allí sigues emulando a un gran jilguero,
Y allí sigues en un ritmo sin receso,
Proclamando a un invierno que llegó,
Cuando el gélido chubasco..cala el suelo,
Con el fiero golpeteo en crudo hielo,
Y me cubro con la prenda que me diste,
Que arreboza con ensueño que me viste,
Y al sentir su dulce abrigo recordó,
El regalo acoplado a un tierno beso,
Fue un presente un regocijo lisonjero.
Hay un frío intenso un tremular,
que asomando en mi añoranza azota,
Es mi alma que en tu ausencia nota,
Que no estás aquí para arropar,
Que no estás sobre el amparo mío,
Que no estás en la romanza al frío.
.