Yo te ofrecí sin más mi amor sin muros
leal, sincero, limpio, sin estrenos,
veraz como en las noches los serenos,
el más puro, quizás, entre los puros.
Eran todos mis sueños tan seguros
tan ausentes de infamia o de venenos
como mi corazón ni más ni menos
donde nunca cupieron los oscuros.
Pero viendo que tú me rechazabas
con la más despiadada displicencia,
sin ninguna indulgencia, con descaro,
decidí sospechar que no me amabas
para tranquilizar a mi conciencia
y a mi pobre razón hacerle el paro.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC