CAMINE EL HOMBRE EN PAZ

Camina el fuego sobre el agua,

el hielo llama a su fin de escarcha,

camina el cielo sobre el nuevo océano,

los vientos se tornan huracanes,

ondeando las banderas de infecunda felicidad,

y la floresta devuelva ostracismos.

Camine el sol a lomos del gran Universo

y su declinante luz extinga al ser humano,

naveguemos sobre regueros de éter,

burlemos las verdades entonando mentiras.

Caminen los hombres sin calzado,

y ese rastro de sangre mueva las voluntades,

que sólo interpretan a base de desgarradores realidades.

Para no repetir atroces hazañas,

vuelvan las hordas del diablo y las recibamos desnudos,

y nos apareemos dulcemente, como se aparea el polvo

con la escoba (es decir atropelladamente).

Camine el misticismo de la paz lentamente,

y en el próximo futuro (si es que llegamos a verlo),

se le oiga con la antenas receptoras del

cableado ser humano,

alejando ya los vetustos e increíbles romanticismos.

Camine el hombre,

caminemos todos juntos, aun sin cogernos de las manos,

simplemente sin mordernos la yugular

Para no tener que llorar nuevos y cercenados cadáveres.