Llegaré ante ti, vestido de rosas y jazmines,
para entonarte toda mi inspiración de amor.
Se encarnaran en mí, ángeles y serafines,
por amarte el hacedor, me brindara ese honor.
Estaré postrado a tus pies para que calme mi sed,
nada deseo, solamente beber agua de tus manos.
Me brindo por completo estoy a tu merced,
Amor, me conformo por el tiempo que nos amamos.
No hay razón para exigir más allá de tu voluntad,
tratare de seguir siendo, el hombre que adoraste,
el que te amó sin condición, con humildad,
mientras tú con puro amor, mi corazón sembraste.
En los bellos amaneceres fuiste mi primavera,
llenaste de felicidad un trozo de mi vida,
con paciencia me diste ternura verdadera.
Siempre estarás en mi corazón, mujer bien querida.