Es difícil asimilar
que toda esa gente que conozco
algún día morirá,
más difícil es saber
que yo también lo haré.
Un día no volveré a ver la lluvia,
no volveré a ver como sale o se pone el sol,
no miraré a la luna,
ni a las estrellas,
no escucharé el sonido de las olas,
los colores desaparecerán,
no me fumaré un cigarrillo,
ni me beberé una cerveza,
no me daré una ducha después de trabajar,
ni escribiré sentado en el bater,
no será necesario sonreir,
ni hablar,
ni comer,
ni dormir,
ni querer.
Todo acabará algún día,
pero seguirá habiendo gente,
gente buena,
gente mala,
gente por todas partes. . .
Mi muerte está asegurada,
ni la ciencia lo impedirá,
ni ninguna creencia religiosa me otorgará otra oportunidad,
así que mi único proposito debe ser
conseguir que nadie como yo pise
o haya pisado
este planeta de vida y muerte llamado Tierra.