En este mundo que vivimos,
donde interesan cada vez más,
los poetas que la poesia,
acaba todo convertido,
en juegos de nombres y apellidos,
protagonismos enfermos,
neurosis exarcebadas,
personalidades desdobladas.
A mi,
que quizás soy algo ingenuo,
todavia me parece un milagro
que un sentimiento escrito,
que se transmite en silencio,
llegue al corazón de otro ser humano,
y le produzca sonrisa,
lágrimas, amor ó tristeza.
A mi, entonces,
me interesa la poesia,
versos donde dejas lo vivido,
lo por vivir, lo soñado,
los sentimientos que mueven tus sentidos,
y que leido por alguién desconocido,
ó conocido,
en ese momento,
la hace suya,
como el aire que respira,
la mirada que perfuma,
ó la sangre de su vida.
Poesia de anonimatos,
que más dá quién la escriba,
la inventa quien la lee,
quién la recibe,
aunque esté perdido en el último rincón,
junto al agua que envejece.
Nos leemos en los poemas,
nos reflejamos en su espejo,
y arraigamos en nuestra alma,
los versos escarchados,
de quién en ellos deja su vida,
su dolor,
ó su cielo enamorado.
Dejemos a un lado los poetas,
tomemos lo versos,
y escapémonos con ellos,
donde se pierden los jardines sin tiempo,
donde florecen los sueños más bellos.