Que sepan que la vida
es esto,
pararse un instante
para hacer aquello
que les pide el cuerpo.
Será por ello
que he dejado lo que estaba haciendo
y para ello
he abierto el ordenador
y he comprobado
que al mover los dedos
salía algo de dentro de ellos.
Yo no se si es el alma
o son los recuerdos,
si es el amor
o es la rutina de los carceleros,
que todas las noches
revisan las celdas,
para comprobar que no se ha escapado
ningún preso.
Es cierto que bien me manejo,
que hago casi lo que quiero,
que nadie me impone nada
y que si no soy más presto
a hacer lo que quiero
es porque realmente
me encuentro contento,
con esto de comunicarles
a ustedes que me están leyendo,
que la vida es bella
mientras nuestros ojos,
ellos,
puedan ver un reflejo.