Carta de suicidio

En un rincón de sueños
Me busco con unas manos firmes,
Un pedacito de cielo
Donde arrullar la luz de luciérnagas,
En la oscuridad de los bosques
Que traen consigo al invierno.
Llenar de perfume
Las hojas y las flores
Con invisibles vuelos
Bajo unas alas blancas
Que gozan de atrapar la nubes
Que respiran acelerando los latidos
Que hay en cada poro de mi piel.
En un rincón de sueños
Las voces de los labios
Dan esquivo la orfandad del pensamiento.
Que busca en sus distancias
El escuchar de las lluvias
El oír de las risas de los niños
Imaginando el fin del ocaso, estrellado.
En un rincón de sueños
Estoy como una hoja seca
Con la humedad de las sílabas
Mientras el timbre de tu voz, tiembla.
Poseo el sonido del viento.
Y mañana al amanecer, al irse con la luna
Vaciaré tus abrazos
Y enterraré las rutas del tiempo
En los tallos de unas anónimas venas.
Un áureo polen cae sobre mi cuerpo
Y baila sobre los párpados cerrados
Se asustó de un otoño prendido
A la contraluz del atardecer.
En un rincón de sueños
La luna aparece en los cielos
Mientras tu permaneces
Con la piel solitaria
Cuajando nidos de espuma
Con la sangre que recorre
Barrancos y selvas
Frente al agua, de lágrimas .