Por un camino de atardecer,
por una llanura infinita,
acaricio,
me hundo en tu piel,
como si fuera un paraiso extraño,
una nube de olor,
y respiro, te beso,
como si fuera un último deseo.
Custodiado por el silencio,
comenzamos,
terminamos,
un recorrido de manos,
entre placer y realidades soñadas.
Extraño el amor,
imagen de miel,
de pozo color azul,
que deja la vida a un lado,
dejando paso,
solo,
a un gemido único,
a una sola respiración.
Placer que no habla,
esencia de silencios,
luz de éxtasis,
que la oscuridad de la noche esconde,
y te hace vagar por sueños de mar,
con un rostro inmenso,
de ojos de olvido soñados.
Sensación que por si sola,
justifica el paso por la vida,
acerca las estrellas a tus ojos,
y hace luminoso,
el destino de nuestro paso por la vida.