1.
“Padre, perdónalos,
Pues no saben lo que hacen”.
Así, Jesús, le hablabas a Tu Padre,
Pidiéndole perdón para los mismos
Que Tú ya habías perdonado antes.
Jesús, si Tú eras Dios,
No podías, jamás, equivocarte.
Repíteme, Jesús, también a mí,
Esas mismas Palabras
Cuando yo peque
Y no sepa tampoco lo que haga,
Aunque lo haga mil veces.
Sé que si lo supiera no lo haría,
Que antes me perdería, que perderte. 2.
Esas Palabras Tuyas
Jesús, una y mil veces
Me las repito,
Para tenerlas siempre muy presentes
Y no olvidarlas nunca:
El Hombre cuando peca
No sabe lo que hace.
No puede ser tan Malo,
Quien sólo es Ignorante. 3.
El pobre Ciego que no ve el Abismo,
Que ante sus pies se abre,
Prosigue su camino.
Pero si se despeña, no es Culpable. 4.
Pero, ¡ay!, Jesús, Yo sé
Que el Hombre cuando peca
Sí que sabe lo que hace,
Pues desde siempre se lo veo hacer
Sin jamás acusarse de Culpable.
Mas fue Tu Amor tan grande,
Que por salvarle al Hombre,
Le mentiste a Tu Padre,
Para que maldad tanta
Nos perdonase,
Y en vez de hacer de Juez, de Padre hiciera,
Y no nos condenase.
¡Qué admirable Abogado en Ti tuvimos!:
Para hacernos pasar por Inocentes,
Te hiciste Tú pasar por el Culpable.
¿Cómo podré pagarte, Jesús Mío,
Amor tan grande?.
Con mi Vida, Jesús, te pagaría.
Y no sería bastante.
Aunque darte mi Vida
Fuera lo más que yo pudiera darte. 5. Jesús, Hermano mío. Hijo del Hombre
E Hijo de Dios, Tu Padre y Nuestro Padre.
De pedirle Perdón para los Hombres,
Nunca jamás te canses,
Pues de pecar el Hombre contra Dios,
Nunca jamás el Hombre va a cansarse.