Arduo trajín de todos los días, empaña la dicha sin tiempo,
sin descubrir el verdadero valor de los originales que asocia,
inútiles empeño en la influencia y el espacio se desperdicia,
lo confina la mezquindad, imposible de corregir en el cuerpo.
El tiempo traza sus líneas, en la epidermis se corroboran,
sin necesidad de instrumento, ni absurdos nombres inventado,
es la prueba ineludible de la trayectoria del tiempo transcurrido,
el instante, hasta el presente es pasado, y toda vidas devoran.
Agotada en los servicios lo demás sin tributos de los nobles
irreales, el viro es imposibles, agotada esta la esperanza,
vuelve el mapa ya trazada, en contra se inclina la balanza.
La esperanza solo es la espera de los inalcanzables,
ya impide el ocaso, la penumbra y el invierno triste,
se acrecienta la desolación que espera y acecha como peste.