Tú,
no te ves,
pero yo te observo en silencio,
entre sombras,
entre tiempo,
como si besaras al viento,
entrando suavemente en tu sueño.
Veo como te envuelven las estrellas,
como arropas en un abrazo,
tu luna de infancia,
tus sueños de vida,
tus ilusiones de niña,
tus caminos de mujer.
En ese abrazo acurrucado,
duermes como la noche duerme,
con ese rostro sereno,
con esa sonrisa de invierno,
como si le hablaras a la almohada,
entre cuentos,
misterios,
duendes y hadas,
como si la nieve,
de tu piel y de tu vida,
fueran un fuego de amor,
que no dejas escapar de tu pecho,
y hasta así me enamoras,
cuándo yo te observo,
y tú,
en silencio,
flotas en ese abrazo,
en ese sueño de niñez.